Museo Soumaya forma parte de un desarrollo urbano ubicado en Polanco, en la Ciudad de México. El museo tiene un papel clave en la reconversión de la zona: como extraordinario programa cultural, actúa como un iniciador en la transformación de la percepción urbana.
El Museo Soumaya se concibió como un edificio escultórico que es a la vez único y contemporáneo. Su morfología de vanguardia y su tipología definen un nuevo paradigma en la historia de la arquitectura mexicana e internacional.
Desde el exterior, el edificio es una forma orgánica y asimétrica que se percibe de manera diferente por cada visitante, proyectando la diversidad de las 16 colecciones que alberga en su interior. De hecho, el arte que se expone, entre otros, contiene la colección de esculturas de Rodin más importante en el mundo fuera de Francia, varios autores de pintura de los siglos xv al xx, entre los que destaca el trabajo de maestros del Impresionismo.
Esta colección disímbola se encuentra contenida en un espacio de exposición permanente, distribuido en seis niveles, lo que representa más de 6.000 m2. El edificio también incluye auditorio, biblioteca, oficinas, restaurante, tienda de regalos y salas de usos múltiples.
La estructura del edificio está compuesta por 28 columnas de acero curvado de diferentes diámetros, cada uno con su propia geometría y forma, ofreciendo al visitante una circulación suave y no lineal durante todo el edificio. Ubicados en cada nivel, siete anillos proporcionan el sistema que cubre la estructura y garantiza su estabilidad. El piso superior es el espacio más generoso del Museo, su techo está suspendido de un impresionante voladizo.
Por el contrario, la cubierta del edificio es casi opaca, ofreciendo pequeñas y escasas aberturas hacia el exterior. Esto puede ser interpretado como una intención de crear un refugio para la colección de arte. La fachada está hecha de módulos hexagonales de aluminio para optimizar la conservación y durabilidad de todo el edificio.
El vestíbulo, espacio de triple altura donde conviven la arquitectura y el arte, se abre con la presencia de los grandes momentos de la escultura: La piedad de Miguel Ãngel Buonarroti, vaciada en bronce a partir de su original en mármol y las dos obras emblemática de Auguste Rodin, El pensador y La puerta del Infierno.
Frente a ella y en diálogo permanente, el último mural de Diego Rivera, Río Juchitán, y los emblemáticos El día y la noche y Naturaleza muerta de Rufino Tamayo, exploran el color y carácter de lo mexicano.
El recorrido dispone una serie de obras para la historia y estética: marfiles, miniaturas, mobiliarios religiosos, textiles, joyería, medallas, cristal de la Granja, cucharas, herrajes, relojes, plata pella, maquetas, cocos chocolateros y arquetas, entre otros. Un apartado especial lo integran los espacios dedicados a Maximiliano y Carlota, Porfirio Díaz y el correspondiente a las monedas y billetes de México, en cuya sección se aborda tanto la entidad económica como su proceso técnico y creativo. Una lectura que pondera los materiales y el mejor de sus destinos: la obra de arte.
Virtud personal y tender sin cesar a la perfección, fueron los mandatos de la filosofía confuciana que alentaron el trabajo de los artesanos asiáticos del marfil, la madera, el textil, la pintura y los enconchados de la muestra permanente Asia en marfil. La colección de Laura Fernández MacGregor fue donada a Fundación Carlos Slim en 2012. Más de seiscientas piezas se sumaron a los ejemplos virreinales que ya formaban parte del acervo de Museo Soumaya. El legado cultural y filosófico de Asia se transfiguró en Budismo, Hinduismo y Daoismo en marfil. El Buda histórico y los budas ideales. Los inmortales de la mitología china capaces de destruir el mal. Sabios, mandatarios, monjes, doncellas, nayikas o bailarinas celestes, niños… animales legendarios y simbólicos como dragones, fenghuang, elefantes, tortugas, quimeras o los curiosos perros de Fu (en chino, Fo) que quiere decir Buda.
De autores de obras maestras para el arte occidental, que brillaron entre los siglos XVIII y XIX, se han reunido las más sobresalientes escuelas europeas: la flamenca, la española, la germana, la italiana y la francesa, puestas en diálogo a través de sus influencias y carácter propio en nuestros Antiguos Maestros Novohispanos.
El paisaje ha sido fuente de inspiración poética y costumbrista, siempre vinculado con la diversidad de latitudes, climas y regiones. Escenas que a veces también reflejan la vida cotidiana en diálogo con la naturaleza; donde el hombre se inserta como elemento primordial de la creación. En él se representa también la esencia del individuo, la conciencia del origen, la matriz de antiguas mitologías y tradiciones. En palabras del artista holandés Vincent van Gogh: No conozco mejor definición de la palabra arte que ésta: «El arte es el hombre añadido a la naturaleza.
Museo Soumaya, Fundación Carlos Slim presenta la exposición 20 siglos de arte en México, identidades nacionales a través de las diferentes etapas artísticas e históricas, desde Mesoamérica hasta las Vanguardias del siglo XX. 1521 obras dan testimonio de lenguajes estéticos originales, poemas visuales y tradicionales, Diversidad natural, de sentimientos, de modos de pensar, de sentir, actuar, tener, expresar…
20 siglos de arte en México es un recuento de temas fundacionales: el paisaje mexicano, la patria en documentos históricos y cromos de antaño; el Barroco, que más de un estilo artístico virreinal, es un adjetivo sincrético de profundo arraigo; los metales que forjaron estas tierras; la muerte que abrazamos en floclor; los rostros que miran desde el pasado; Modernidad y Vanguardia para tejer entre todos una nación unida y fuerte. Conciencia que nos alimenta a aportar lo mejor de nosotros y así, fortalecer nuestras familias, nuestras escuelas, trabajos, a nuestras instituciones… a México.
Un recorrido por la Era de Rodin nos lleva por sus proyectos más importantes; los mitos y alegorías que resignificaron las fuentes clásicas; la fragmentación y el movimiento donde se aprecia su ímpetu vanguardista; y su legado que se manifiesta en el aliento que formó a nuevas generaciones. En palabras del artista: Mi corazón es una capilla ardiente. Retomo mi pasado… esos estudios deliciosos que me han brindado el gusto y el secreto de la vida. ¿A quién debo este favor? Sin duda, a los largos paseos que me han hecho descubrir el cielo…, al modelado terreno que, sin hablar, por así decirlo, ha hecho nacer mi entusiasmo y mi paciencia y mi curiosidad y mi gozo de comprender la flor humana.
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